Son las Patronas de los alfareros las muy queridas Copatronas de Sevilla Santa Justa y Rufina, las cuales salen todos los años en el Corpus Christi y a las que el pueblo sevillano veneran y esperan en la procesión para pedirle algún que otro favor. Santas que fueron pintadas por grandes pintores, como Hernando de Sturmio, Miguel de Esquivel, Ignacio de Ríes, Murillo y Goya entre otros muchos más artistas de la pintura, y casi siempre abrazadas a la Giralda como si la estuviesen sosteniendo para que no sufriera daños por el terremoto de 1504, según la leyenda, encontrándose siempre a sus plantas los cacharros de loza, símbolo del gremio y teniendolas como Patronas otras ciudades como Manises, Orihuela, Talavera de la Reina etc.
Destaca de las Santas Justa y Rufina que son la primera página de la historia de la Iglesia de Sevilla. Se celebra su fiesta el 17 de Julio, cuando en Sevilla hace más calor y mejor se está sin tanta gente molestona. Es cuando se ve el alma de la ciudad.
El martirio de Santa Justa y Rufina fue el primer dato histórico de la Iglesia hispalense, contándose que solían vender vasijas de barro. Pero un día cuando estaban vendiendo sus vasijas, se le presentó un monstruo inmenso que llamaban Salambó, pidiéndoles a las Santas que le diera un donativo. Ellas se negaron a dar nada diciendo: " Nosotras damos culto a Dios, no a este ídolo fabricado, que no tiene ojos ni mano, ni una vida propia. A no ser que necesite una limosna o padezca necesidad, nosotras no le damos ".
Fue el que llevaba al ídolo quien arremetió contra todos los cacharros que tenían para vender Justa y Rufina, empujando las Santas al momento al ídolo que cayó al suelo quedando hecho pedazos, lo que se tomó como un sacrilegio, siendo así por lo que Justa murió en la cárcel y su cuerpo fue arrojado a un pozo, cogiéndolo el Obispo Sabino y dándole cristiana sepultura. Mientras que a Rufina le cortaron la cabeza por orden de Dogeniano y su cuerpo fue llevado al anfiteatro, donde fue entregado a las llamas, suceso que ocurrió en el año 287, según un breviario hispalense.
Fue el que llevaba al ídolo quien arremetió contra todos los cacharros que tenían para vender Justa y Rufina, empujando las Santas al momento al ídolo que cayó al suelo quedando hecho pedazos, lo que se tomó como un sacrilegio, siendo así por lo que Justa murió en la cárcel y su cuerpo fue arrojado a un pozo, cogiéndolo el Obispo Sabino y dándole cristiana sepultura. Mientras que a Rufina le cortaron la cabeza por orden de Dogeniano y su cuerpo fue llevado al anfiteatro, donde fue entregado a las llamas, suceso que ocurrió en el año 287, según un breviario hispalense.
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