El bar perfecto.


Perfecto, perfecto la verdad es que cada vez quedan menos. Pero algo queda. Para mí el bar perfecto es donde al entrar lo primero que hacen es saludarte, lo segundo preguntar que desea el caballero (que a mi ya ni me preguntan porque soy el Marqués de la Cruz), lo tercero que uno se sienta cómodo si lleva un libro y que no lo miren como a un bicho raro (aunque eso me importa un Carajo) y lo cuarto o lo último, que el camarero sepa estar en su sitio y se abstenga de ser pesado y gastar bromas que no vienen a cuento.

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