Es curiosa esta escena la cual se encuentra en el retablo mayor de la Catedral sevillana, una escena en la que no vemos a la Virgen para nada. Pero que era la forma de los antiguos en representar a la Inmaculada cuando no se había terminado de perfilar su iconografía. Representación en la que vemos a San Joaquín y Santa Ana abrazándose ante la Puerta Dorada de Jerusalén, siendo un ángel el que une sus rostros (momento que según los apócrifos, fue concebida Nuestra Señora).
La escena de San Joaquín y Santa Ana se puede ver en el primer casetón en la primera calle del majestuoso retablo mayor, escena que es un relieve el cual representa como hemos dicho a San Joaquín y Santa Ana con un ángel que los une. También se pueden ver a dos doncellas, un pastor con capucha (no con capirote de penitente), cordero y un perro con un ave posada en un árbol.
Obra magistral del taller de los hermanos Jorge y Alejo Fernández Alemán hacia 1520, toda una joya como todo el retablo al completo.
El abrazo de San Joaquín y Santa Ana ante la Puerta Dorada de Jerusalén.
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