Curiosa visita de Felipe IV a Sevilla en 1624.


El 29 de Febrero de 1624, se hallaba hospedado en el Monasterio de San Jerónimo de Buenavista el rey Felipe IV y todo su séquito, cuando anocheció se fue en un coche (no de gasolina) acompañado del famoso conde de Olivares, que aún no era conde duque y visitó la Catedral,  sobre todo el cuerpo del santo rey Fernando III.

Recibieron a Felipe IV el deán y unos cuantos prebendados, honrando con ponderaciones  su grandeza para después el propio rey reverenciar en la Capilla Real el cuerpo incorrupto de San Fernando, y luego volver a San Jerónimo.

Fue al día siguiente cuando el rey Felipe IV, entró solemnemente en Sevilla por la famosa y hoy muy querida Puerta de la Macarena, Feria, Alameda, Sierpe, Plaza de San Francisco, Génova y Gradas para llegar al Alcázar sevillano. Comenzando por la noche la celebración en el Alcázar de la máscara de los caballeros y títulos de la ciudad, corriéndose la primera carrera en el patio principal, con muchos caballos y participantes de la alta nobleza como el tercer duque de Alcalá y el conde de la Torre.

Estuvo tres días los fuegos de artificio y cohetes en la ciudad, a pesar de que los festejos fueron recortados por ser tiempo de Cuaresma, porque sino no se sabe cuando hubiera terminado los dichosos cohetes y el aguantar de los buenos vecinos. Como curiosidad comentar, que  la edad de Felipe IV cuando estuvo en en esta visita era la de tan solo diecinueve años, y que al pasar por la cárcel, los presos soltaron palomas que portaban unos curiosos versos que decían:<<Los
 presos de esta prisión
hoy esperan libertad
con ver a su majestad>>. Arte hasta en la cárcel había en Sevilla. Salero y picaresca eran sus armas.


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