Don Oppas, el Obispo traidor. (19 de Julio del 711).


Fue en el siglo VIII, el Obispo visigodo de Sevilla todo un traidor (como muchos también lo son hoy). A la muerte de su hermano el Rey Witiza 710, cuando ya había nombrado este sucesores a sus hijos, el concilio de nobles y prelados había elegido a Rodrigo como sucesor, por lo que  desencadenó en un periodo de guerra civil por motivos sucesorios.

El hijo de Witiza, Akhila y sus partidarios, entre los que se encontraban el Obispo Oppas, se levantaron contra lo que consideraron una injusticia, lo que dio lugar a la guerra civil. Una lucha entre ambos bandos que concluyó a favor de los segundos en el mismo año 710; huyendo algunos hacia el norte y otros que se refugiaron en la plaza fuerte de Ceuta, gobernada por don Julián, pariente de Witiza.

A principios del 711, hubo una revuelta en el norte de España, en las proximidades de Pamplona. Por lo que Rodrigo reunió a su ejército y se dirigió a combatirla,  momento que aprovechó el Conde don Julián y el Obispo Oppas para pactar con Musa una alianza para recuperar el trono para los hijos de Witiza, que más bien fue una falsa de estos para hacerse con el poder, ese que todo ser humano desea y nunca lo suele decir en público.

Desembarco en Gibraltar en mayo del 711,Tarik Ben Ziyad, gobernador del norte de África musulmán, acompañado por el Conde Julián y el Obispo traidor Oppas con un ejército de 12.000  hombres. Dándose entre el 19 y 26 de junio del 711, la famosa batalla de Guadalete, en la que Rodrigo contaba con un ejército de más de 100.000 hombres y perdió, por que Oppas ayudo a Tarik en su invasión de la península y acompaño a la toma de Écija, Úbeda, Córdoba, Consuegra, Jaén y Toledo, dónde serían ejecutados los nobles partidario de Rodrigo. Contando también las crónicas cristianas, que el traidor Oppas intervino en la batalla de Covadonga con las tropas musulmanas dirigidas por el general Alqamar, siendo vencidas por don Pelayo, que fue elegido Rey en el año 717 por los visigodos refugiados en las montañas de Asturias. Como vemos, traidores e intereses siempre hubo en la política.


1 comentario: