Maravillosa y única diría yo que es la placita de Santa Marta, una pequeñita plaza la cual se encuentra a la derecha de la calle Mateos Gago y que hay que entrar por un pequeño callejón lleno de recovecos.
Esta escondida plaza es muy citada. Pero a la vez muy poco conocida tanto por extranjeros como propios sevillanos, siendo curioso que se encuentra casi metida en la misma Giralda y Palacio Arzobispal, sin tener nada que ver con el bullicio de otras calles y plazas gracias a Dios. Una plaza con naranjos y en el medio una Cruz, donde el silencio y la tranquilidad reina en una Sevilla cada vez más molesta y ruidosa que suele dispararnos la tensión por las nubes.
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