Fue en el año 1230, en un monasterio de las afueras de Lieja (Bélgica), cuando la religiosa Juliana de Monte Cornilon tuvo una visión en la que se le aparecía una Luna espléndida y también ensombrecida por uno de sus bordes. Revelándole el propio Jesús, que se le apareció posteriormente el sentido de su visión: la Luna espléndida significaba a la Iglesia Militante y las sombras hacían alusión a la ausencia de una Fiesta dedicada a la Adoración del Cuerpo de Cristo.
Las visiones que tuvo la mística juliana fueron examinadas por una comisión de teólogos (no los de nuestras Cofradías), entre los que se encontraba Jacobo Pantaleón. Arcediano de Troyes y que años después, en 1261, ascendía al selio pontificio con el nombre de Urbano IV.
Este Papa fue quien en 1264, instituida para la Iglesia Universal por su bula Transiturus de hoc Mundo, la Fiesta del Cuerpo de Dios, la cual hasta entonces sólo se había observado de forma local en Lieja. Donde la redacción del oficio de la Fiesta les fue encargada a Santo Tomás de Aquino y a San Buenaventura.
Se celebró esta Fiesta por primera vez en España en Barcelona hacia 1322, Lérida en 1340 y Valencia hacia 1355, aunque a muchos le parezca raro.
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