Dos de las imágenes más veneradas de Guadalcanal fueron salvadas de la Guerra Civil gracias a la ocurrencia y no pensar mucho de los que la escondieron.
El Cristo de la Humildad y Paciencia del siglo XVIII, lo escondieron en un pozo, en el que estuvo varios años en el (donde habría que haber metido a esos que querían destruirlo). La Virgen de la Salud no fue a parar al mismo sitio que el de su Hijo, la escondieron bajo una montaña de trigo. Así es como se salvaron estas dos queridísimas imágenes, gracias a la ocurrencia y no pensar mucho.
Cristo de la Humanidad y Paciencia.
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