Amor en la Torre de Don Fadrique.


Al morir la esposa primera de Fernando III, doña Beatriz de Suabia, Fernando III por consejo de sus ministros y prelados contrajo nuevo matrimonio con doña Juana de Pontiheu, para establecer relaciones de amistad con Francia, a cuya familia real pertenecía doña Juana (algo que siempre hicieron los Reyes).

 Entre Fernando III y doña Juana había una diferencia abismal de edad. Pues ella tenía unos diecisiete años mientras el Rey casi cincuenta, toda una barbaridad que entre los reyes no pasa nada pero fuera de este círculo mejor me callo.

Después de casarse Fernando con Juana, las campañas militares tuvieron al rey bastante alejado de la joven Reina, que cuando se acercaba a ella solo lo hacía por obligación de débito conyugal. Vino la Reina Juana a Sevilla por Fernando III cuando terminó una de sus campañas, los que se aposentaron en el Alcázar. Pero cuatro años después, doña Juana quedaría viuda por la muerte del Rey Santo, aún joven y guapísima, por lo que un día sin esperárselo el Infante don Fadrique , hijo de Fernando e hijastro de Juana fue al Alcázar para presentar sus respetos a la Reina viuda, quedando ambos desde entonces enamorados.

Recién conocidos el infante don Fadrique y la Reina salieron juntos a cazar al río Guadalquivir, lo que hizo hablar a muchos chismosos al igual que hoy, que se meten en todo menos en su casa. Por esto y también por la llegada del invierno, don Fadrique mandó hacer una torre para  defensa de la ciudad, algo que ni el mismo hermano Alfonso X el Sabio creyó por mandarla hacer dentro de la muralla. Esta torre es de estilo románico y gótico, la cual sirvió de nido de amor para los jóvenes amantes don Fadrique y la Reina unos años, pero viendo la Reina que era un amor imposible se marchó a su tierra.

Cuando doña Juana se fue de Sevilla  por el río dirigió su última mirada con los ojos llenos de lágrimas dicen hacia la torre don Fadrique, la que le sirvió de refugio para encontrarse con su amor haciendo una señal con su pañuelo hacia la torre, donde se encontraba don Fadrique llorando y el que con su mano le dijo un adiós triste y cansado. Alfonso X el Sabio enterado de  todo, y obligado por el dichoso clero y la vomitiva nobleza autorizó un proceso contra don Fadrique, acusado de haber ofendido el decoro real al tener amores ilícitos con la viuda del Rey, por lo que fue sentenciado a muerte y ejecutado en Toledo. ¿A cuántos habría hoy que sentenciar?.

Foto Universidad de Sevilla. Torre de Don Fadrique.

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