Esta bellísima representación de la Inmaculada se encuentra en la Catedral sevillana, obra del conocido pintor Francisco Pacheco hacia 1621 en óleo sobre lienzo.
Pacheco crea de esta Inmaculada una imagen de María rodeada de sus atributos, descritos en la Letanía: con manto azul, corona de doce estrellas, Ángeles rodeándola y de pie María sobre una luna.
Como se ve en el cuadro, la Virgen aparece en el sublime cielo de Sevilla. En el ángulo inferior izquierdo se contempla la silueta de la Torre del Oro y detrás la gran Giralda, que junto a estos símbolos de Sevilla está el conseguido retrato de Miguel Cid, personaje que encargó y donó el maravilloso cuadro.
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