Antonio Susillo.
Cristo de las Mieles.
Nacío el gran escultor Antonio Susillo el 18 de Abril de 1857 en Sevilla, y falleció el 22 de Diciembre de 1896 con tan sólo 39 años. Uno de los escultores más reconocidos de España en la segunda mitad del siglo XIX, quien desarrolló sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de París y también en Roma obteniendo durante su carrera varios premios en exposiciones nacionales.
Fue hijo de familia humilde de aceituneros, siendo descubierto su talento por el afamado pintor José de la Vega, quien le dio sus primeras clases de dibujo. Tuvo tanta fama en vida como escultor, que hasta la reina Isabel II lo llego a visitar en su taller adquiriendo algunas obras.
Sus esculturas de grandes proporciones llegaron a alcanzar una gran fama, como el conjunto denominado El grito de la Independencia. También Susillo trabajo el tema costumbrista, como dejó en el bajorrelieve titulado En la Macarena o el Cuento de Ánimas, y en algunos retratos. Pero sería uno de sus trabajos más importantes los que representan una serie de doce esculturas de Personajes Ilustres sevillanos, realizados en 1895 por encargo de los Duques de Montpensier y que se encuentran sobre la balaustrada del Palacio de San Telmo, siendo todas estas personajes ligados a la cultura sevillana.
Como sabrán, de Susillo no hay una obra de imaginaría en semana Santa. Pues al parecer y cosa normal muchos rancios cofrades de la época lo rechazaron, algo típico entre tantos sabios capillitas que no han leído ni el TBO. De todas sus obras que son bastantes vamos a destacar el impresionante Cristo de las Mieles del Cementerio de San Fernando de Sevilla, bajo el que descansa nuestro artista. Un Cristo lleno de dolor y muy realista que al verlo en donde se encuentra aún nos impresiona todavía más.
Tuvo entre sus discípulos Susillo al genial imaginero Antonio Castillo Lastrucci. Sobre la muerte de Susillo, que se suicidó pegándose un tiro en la cabeza hay dos leyendas, una la que cuenta que el artista sufría una enorme depresión por la muerte de su esposa y la otra por cambiar la posición de los pies en el Cristo de las Mieles. Pero parece que lo más probable fuera los problemas económicos del artista, los que lo llevaron al suicidio. La Iglesia le permitió su entierro en el Sagrado lugar en vez de en el Cementerio Civil por haber sido el escultor del portentoso Cristo de las Mieles. Un ilustre personaje del que hay que recordar, que restauró a la bellísima Dolorosa de la Amargura de Sevilla.
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