Fue el 1 de Julio de 1817, cuando se dictó un edicto de la Real Audiencia de Sevilla de persecución de los Niños de Écija. En este edicto aparecía entre los integrantes Fray Antonio de Legama, natural de Aguilar de la Frontera (Córdoba), conocido como el Fraile, por haber pertenecido al Convento sevillano de los Padres Terceros de Nuestra Señora de Consolación, fundado en 1602 en la collación de Santa Catalina, siendo la Virgen del Convento la que los frailes tenían en Bollullos del Condado.
El lego Fray Antonio de Legama vivió en el Convento de los Terceros muy tranquilo y con una grandísima paz, hasta que la ocupación de la ciudad por los franceses en 1810 lo desestabiliza y a todos los frailes, ocupando los franceses sus conventos que convirtieron en cuarteles.
Una vez exclaustrado Fray Antonio, marchó a su pueblo donde se dedicó a enseñar a leer y escribir a los más pequeños. Estuvo tan feliz en su dedicación a enseñar, que en 1814, cuando llegó al trono Felipe VII y fueron destituidos los frailes a sus conventos, Fray Antonio no quiso volver a su convento de Sevilla. Pero fue tan grande la insistencia de sus compañeros los frailes, que en 1815 hacen que vuelva a tomar de muevo sus hábitos.
Un día viajando Fray Antonio cerca de La Luisiana, se encontró acorralado por unos bandoleros, estos bandoleros eran los Niños de Écija, los que se decepcionaron al ver que el Fraile no llevaba casi nada. Al querer los bandoleros acabar con la vida de Fray Antonio, este pidió que lo admitiesen en la banda jurando que no se arrepentirían de hacerlo. Así fue como nuestro fraile del Convento de los Terceros de Sevilla empezó su andadura como bandolero con los Siete Niños de Écija, hasta que lo capturaron y el 27 de Septiembre de 1817 subió al patíbulo de la Plaza de San Francisco de Sevilla que esperaba el verdugo Andrés Cabeza, el que lo ejecutó a garrote vil. Dicen que su cuerpo fue descuartizado y parte de él descansó en el osario de la Parroquia de San Pedro, y que los frailes de los Terceros intentaron salvarlo pero sin éxito alguno. Hoy a muchos corruptos políticos también habría que darles garrote vil.
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