El Convento de San Clemente.


Este convento de San Clemente se fundó como agradecimiento del rey Fernando III, el Santo por la conquista de Sevilla el 23 de noviembre de 1248, al que se le puso este nombre por celebrarse ese día la festividad de San Clemente, siendo uno de los monasterios más insigne y queridos de Sevilla, el cual recibió muchos privilegios de reyes y personas principales que le permitieron muchas riquezas y formaron gran patrimonio en fincas rústicas y urbanas. Pudiéndose decir que fue una de las instituciones más ricas de la Sevilla del siglo XVI. 

En 1811, se desalojó a las monjas a consecuencias de la invasión napoleónica, destruyéndose parte del mismo convento y salvándose
la Iglesia, que se utilizó como cuadra y almacén, volviendo las monjas el día 7 de Octubre de 1812 con gran alegría por parte del pueblo de Sevilla y sus vecinos de las calles colindantes. Está enterrada en el convento de San Clemente doña  María de Portugal, esposa del rey Alfonso XI y madre de Pedro I el Justiciero, del que dice la leyenda que para que se le reconociera cómo legitima esposa a ella y no a Leonor de Guzmán, amante de su marido, ordenó que sobre su tumba se pusiera un brocado rojo y la corona real, encontrándose también enterradas las Infantas doña Berenguela, hija del rey Alfonso X el sabio, doña Beatriz y doña Leonor, hijas del rey Enrique II. 

Destaca en este convento desde el punto de vista artístico la Iglesia y su gran retablo mayor, obra del conocido escultor y retablista cordobés Felipe de Rivas y sus pinturas de Valdés Leal, las que representan escenas de la vida de San Clemente, titular del convento y la entrada de San Fernando a Sevilla, siendo este convento declarado monumento artístico en 1969.


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