No se me ponga nervioso y la tomen conmigo, que esto no lo digo yo, lo dice el dichoso Primer Concilio de Toledo (400) cuando aprobaron cositas como estas...
El clérigo cuya mujer pecare, tenga potestad de castigarla sin causarle la muerte, y que no se siente con ella a la mesa.
Sin causarle la muerte, si, pero causándoles el miedo y el maltrato de por vida. Cosas como ésta es lo que la Iglesia nunca podrá borrar de la historia.
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