El Capitán Cepeda.


Fue en 1575, cuando se fundó la señera Hermandad del Museo en la Iglesia de San Andrés, siendo un grupo de oficiales de platería los que decidieron rememorar el instante de la Expiración del Redentor. Contrataron a un famoso escultor de Córdoba que estaba destinado en Italia como oficial del Ejército (Capitán Cepeda), la hechuras de un Crucificado representando el último instante de su vida.

 En el contrato que firman con Marcos Cabrera, su nombre verdadero, acordaron que la obra se realizará en pasta de madera, para restar peso a la escultura, que debía de ser portada, dejándose claro en el compromiso que una vez concluida la imagen a satisfacción, los moldes que sirvieron para el trabajo, habrían de ser rotos, para evitar cualquier reproducción del mismo, siendo la obsesión de estos hermanos tan grande, que una vez roto fueron a arrojarlos a lo más profundo del bello Guadalquivir.

Portentoso rostro del Cristo de la Expiración del Museo.


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