Fue en Julio de 1936, cuando los cofrades de la Hermandad de la Cena imaginaban que algo muy grave le podía suceder a su Cristo de la Humildad, por eso se adelantaron y entraron en la Iglesia de Omnium Sanctorum. Donde por aquel entonces era la sede de la Hermandad.
Llegaron los hermanos al altar donde estaba el Cristo y rezaron un Padre Nuestro, lo cogieron y salieron temblando con mucho cuidado por la puerta lateral del templo, a unas horas en que fuera muy difícil de ser vistos por cualquier persona, para refugiarlo de las maldades del hombre.
El primer refugio que tuvo el Cristo de la Humildad y Paciencia fue una fábrica de muebles de José Jiménez Mellado. Pero pensaron que en aquel lugar no estaría seguro por el gran movimiento de personas que entraban, y eligieron para refugiarlo una droguería que estaba en la calle Alhóndiga, sitio en que se quedó hasta que los cofrades vieron que no había peligro. Pero lamentablemente el Cristo no pudo volver a su casa, había sido quemada y destrozada por cobardes que solo sabían meter fuego, por lo que fue colocado en la Iglesia de los Terceros, de donde sale hoy cada Domingo de Ramos.
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