El inigualable y maravilloso Cristo del Museo fue encargado el 7 de Diciembre de 1575 por los plateros Hernando Soria y Rodrigo Hurtado, alcalde y diputado de la Cofradía de la Expiración. Su autor es el escultor Marcos Cabrera, que para su realización se inspira en un Crucifijo de Miguel Ángel que regala a Victoria Colomna, divulgado en Europa a través de grabados, en la que una de estas estampas le sirvió a Marcos Cabrera para dejar en Sevilla al inigualable Dios del Museo.
Es el Cristo de pasta de madera y mide 1'79 metros, considerado por muchos historiadores como uno de los Crucificados en su Expiración más portentoso no solo de Sevilla, sino de Andalucía.
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