Representa Nuestro Padre Jesús en el Desprecio de Herodes el momento en que, decepcionado Herodes por el silencio de Cristo a sus numerosas preguntas y, sobre todo desilusionado por no haber podido presenciar ningún milagro de los muchos que esperaba, desprecia a Jesús, remitiéndole de nuevo a Pilatos.
Herodes le regaló a Cristo una túnica blanca, color utilizado por los dementes, porque Jesús venía autoproclamándose Rey y Dios.
La imagen del Señor está en pie y maniatado, obra anónima que se atribuye al taller de Pedro Roldán, siendo de este último la cabeza (1698), las manos de Sebastián Santos (1935) y el cuerpo de Juan Luis Vassallo (1951). Imagen de madera policromada y de 1'85 metros.
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