El fanatismo hacia los Dioses.


Como antes y ahora el ser fanático de cualquier cosa puede llevar a uno a tener serios problemas, si no que se lo digan a César, del que se dice que tuvo en Sevilla un amor con una joven llamada Syona Julia, la que le dio dos hijos, siendo el primero el que César sacrificó para ganarse la protección de los dioses y que enterró su cuerpo lleno de sangre bajo el cimiento de la muralla.  

Julia al enterarse de la muerte del hijo escapó de César y ocultó al segundo hijo, el cual cambiando su nombre de identidad sería el que más tarde con el nombre de Bruto dio muerte al fanático  César. Tengan cuidado con algunos y algunas que no ven más allá de su nariz, porque el fanatismo igual que los celos lo único que traen son problemas.

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