Fue costumbre en Sevilla de sacar una procesión a Adonis y Venus, llegar al río Betis, hoy Guadalquivir y arrojar a las aguas cestos de laureles, rosas y anémonas (entonces todavía no existía la Campana ni su famosa entrada de las Cofradías luciéndose como si de la Pasarela Cibeles se tratase).
También fue conocida esta fiesta en honor a Adonis cómo las Adonias, que se celebraban en varias ciudades con diferentes ritos pero casi todas parecidas: pasando el luto por la muerte del Dios y su descenso a los infiernos y a la alegría por su resurrección.
Desembocaba el río Adonis en Biblos, y cuando se volvían sus aguas rojas por las arenas del Líbano eran tenidas por la sangre de Dios. Fenómeno que cuando ocurría, las mujeres se daban golpes de pecho y exclamaban: " Ha muerto Adonis; llorémosle".
Desembocaba el río Adonis en Biblos, y cuando se volvían sus aguas rojas por las arenas del Líbano eran tenidas por la sangre de Dios. Fenómeno que cuando ocurría, las mujeres se daban golpes de pecho y exclamaban: " Ha muerto Adonis; llorémosle".
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