Siempre hablaron regular de mi por no decir que mal. Pero me importó muy poco, porque siempre aunque acompañado estuviera solo me encontré muchas veces en la noche.
Hablar mal de alguien no cuesta trabajo porque es gratis, hablar bien cuesta trabajo y dinero. Pues es señal que uno ha recorrido mundo y ha gastado pesetas y luego leuros no euros.
Esto va por aquellos que son criticados y odiados por solo intentar vivir libre, libre de ataduras y casi volando como un pájaro en libertad. Una libertad cada vez más sujeta y prisionera a una sociedad que hace de cárcel .
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