Y ahora que tanto se está hablando del mangoneo o robo, o como a usted le guste llamarlo mejor por un individuo en una conocida Hermandad, solo decir, que esto no es nada nuevo. Pero nada de nada, simplemente hay que leer o indagar en los libros, esos que guardan historias para bien o para mal.
Por todo lo expuesto, recordaremos unos casos de rateros no de hoy en nuestras Cofradías sino del siglo XVII y XVIII, siendo en 1611, cuando el visitador del Arzobispado Francisco de Sala Blanca realizó un informe denunciando comportamientos muy extraños de alguno de sus cofrades, como descontrol en las cuentas (igual que hoy no ni ná) y broncas en los cabildos, si, no se extrañe, como hoy pero en el siglo XVII, llegando a afirmar que las limosnas que juntan muchas veces no la distribuyen sino que de esta se comen y beben mucha parte (por todo esto y mas abramos los ojos de una vez, mientras haya dinero y sinvergüenzas como estos casi siempre pasarán estas cosas).
Recomendaba el informe, que la Cofradía sea agregada a otra de más seriedad (lo que no dice es que en las más serias también meten la mano, el pie y hasta la nariz).
Como hemos podido comprobar, los rateros en nuestras Cofradías no es nada nuevo, como también en la misma Hermandad en 1714 el Mayordomo Gregorio de la Cruz y Francisco Morón estaban acusados de deber dinero a la misma, tanto que los dos fueron a parar a la cárcel y no al BAR, tal como suena. Haciéndose cargo de la Hermandad el párroco, esto es sólo una ración de estos desagradables hechos de energúmenos, rateros, pelotas y muy cabrones de otros tantísimos que se conocen y otros no por desgracia, que están tapados y no nos enteramos de la misa a la mitad.
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