Bellísima Virgen y a la vez muy desconocida por muchos como también lo es su portentoso palio, el cual parece que queda eclipsado por otros sin comprenderlo un servidor todavía.
La imagen de 1,74 ms. de alto es una obra anónima de finales del siglo XVIII, la cual va acompañada del discípulo amado, constando ya a ultimos del siglo XVI la salida del Evangelista junto a la Madre de Dios. Dos imágenes, que pueden pasar desapercibidas por la grandeza del Hijo de Dios, el Señor de Sevilla, pero que nunca entenderé que algunos ni siquiera sepan la importancia de tan magnífico grupo.
La inclinación hacia la izquierda de la cabeza de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso es magistral, dulce y elegante a la vez, junto al Evangelista de Juan de Mesa que con el de la Amargura son las dos sacras conversaciones más perfectas de la Semana Santa de Sevilla.
Refleja la Virgen en su cara una gran tristeza por el momento trágico en que la Madre encuentra a su Hijo cargado de la Cruz en la calle de la amargura, cuarto dolor que traspasó su corazón. La imagen ha sido restaurada en 1955, por Antonio Illanes que afianzó la cabeza y toco su rostro y el del San Juan. En 1978, la restauró Francisco Peláez del Espino y en 1979, le cambió el candelero el imaginero de San Roque Luís Ortega Bru, siendo su corona la más antigua de las que salen en Semana Santa.
Virgen del Mayor Dolor y Traspaso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario