El Gallo de Morón.


El Gallo de Morón no es un gallo ni un pollo, nada de nada. Su origen se remonta al siglo XVI, cuando un recaudador de impuestos llegó a la villa procedente de Granada. Su bravuconería y soberbia tenía la misión encomendada, la que le hicieron ganarse la enemistad de todo el pueblo, por lo que le llamaron el "Gallo", al que una noche los vecinos le sacaron con engaños a un camino, le desnudaron y le propinaron una buena paliza como despedida (la que habría que pegarle hoy a más de uno), sin nunca más saberse del "Gallo" de Morón, que ni era gallo ni pollo, nada de nada.

Hay una expresión recogida en casi toda España del gallo que dice: "Anda que te vas quedando como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando en la mejor ocasión".

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