Hoy muchos capillitas sabios que se alertan por todo pondrían el grito en el cielo. Pero así fue en las décadas de los 70 y 80, cuando el paso de Cayetano González del portentoso Nazareno de Pasión llevo un foco alumbrando su rostro.
Hay que decir, que gracias a Dios hoy no lo lleva, pues tan grandísima imagen no necesita ningún foco para realzar su rostro. Uno de los más bellos de la cristiandad.
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