Esas Ventas de Carretera.


Esas Ventas de carretera.

Añoro esas Ventas de carreteras, cuando uno dirección hacia cualquier lugar paraba para descansar un rato o echar una simple meaita, y luego tras lavarse las manos meterse entre pecho y espalda unas buenas longanizas y lo que se encartara. Siempre con el inconfundible olor a café del bueno y no el de hoy en gasolineras horteras, donde te lo ponen en vasos de plástico.

Fueron las autopistas las que le hicieron mucho daño a esas Ventas, llenas de recuerdos de la zona como llaveros, imanes para neveras o CD del inmortal Camarón, como también de muchos grupos de sevillanas. Las putas autopistas, si, las putas autopistas y la madre que parió a los que dieron la orden de hacerlas para cobrarnos su peaje y mantener de camino a un montón más de grandes golfos, esas fueron la culpable de que muchas desaparecieran.

Era agradable entrar en una de esas añoradas Ventas, las que cada vez van quedando memos. Donde se veía a gente normal, gente buena y trabajadora tanto en la barra todos juntos como en las mesas, no a esos de corbatas cínicos que nos dan sermones de como va nuestra nación con minúsculas y ninguno a dado un palo al agua. En esas Ventas se aprendía a ver la realidad de la España trabajadora y de la España de los chorizos, la de los políticos, los que vivían del cuento y siguen viviendo.

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