La receta del tasca es la que un servidor al igual que a lo mejor que usted quisiera que le mandase un médico. Y todo esto viene de cuando Churchill fue a los Estados Unidos en 1931 y lo atropellaron cuando cruzaba una calle en la ciudad de los rascacielos, Nueva York, al que de inmediato llevaron al hospital por los golpes sufridos y dos costillas rotas, reconociendo el propio Churchill que él había tenido la culpa por no mirar a los dos lados al cruzar ( si hubiera estado en ese momento su madre no hubiera pasado nada, pues todas repiten hasta la saciedad por el bien de todos que cuando crucemos una carretera miremos a un lado y a otro).
Bueno a lo que íbamos, que la receta del tasca fue cuando al abandonar el hospital Churchill pidió una magnífica receta que se la dieron a pesar de la ley seca, que no se podía consumir alcohol ( pero ni unas cuantas Cruz ). Nada de nada en absoluto. Pero a nuestro protagonista que era un gran amante a la gastronomía y al beber si se la dieron. Decía la nota:
<<Esto certifica que el convaleciente de un accidente, el honorable Winston S. Churchill, necesita El consumo de bebidas alcohólicas espirituosas, especialmente a las horas de las comidas. La cantidad, naturalmente, es indefinida, pero el requerimiento mínimo sería de 250 centímetros cúbicos>>. Yo con unos cuantos barriles de la Cruz que me resetasen me hubiera hasta tirado a la carreteras sin mirar, seguro.
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