El Palacio Arzobispal de Sevilla.



Fue después de la Reconquista de Sevilla en 1248, cuando el Rey Fernando III son cedidas unas casas en 1251 por el mismo Rey a Raimundo de Losada, obispo de Segovia para que se estableciese en la ciudad. Dichas casas estaban edificadas sobre construcciones almohades, las que estaban construidas sobre un conjunto termal de la época romana.

Del maravilloso Palacio mandado a levantar por el primer obispo después de la Reconquista de Sevilla don Raimundo, apenas quedan resto alguno. Un Palacio que a lo largo de los siglos sería ampliado hasta llegar como lo vemos en la actualidad.

Resalta del Palacio la portentosa portada de estilo barroco, obra de Lorenzo Fernández de Iglesias y de Diego Antonio Díaz en el siglo XVIII, considerada una de las mejores del barroco sevillano. Hay que recordar, que este Palacio fue ocupado durante la Grerra de la Independencia, siendo utilizado como sede de la Comandancia General del Ejército y resistencia del Mariscal Soult, como años después fue estancia de los Duques de Montpensier por estar en obras el Palacio de San Telmo. 

De los tesoros que dicho Palacio atesora el qué más nos llama la atención es su importante pinacoteca, en la que se encuentran grandes obras de Zurbarán, Murillo, Valdés Leal, Herrera el Viejo o Francisco Pacheco. Todo un conjunto monumental digno de ser visitado.

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