Es la Bella imagen de María Santísima de la Ancilla en su Mayor Dolor y Traspaso una imagen de candelero, la cual fue adquirida el 22 de Enero de 1940 en el trianero convento de las Mínimas. Una Virgen atribuida al imaginero sevillano José Montes de Oca, y de la que en una carta al Vicario General del Arzobispado la Madre Superiora decía que se atribuía al artista, cuya advocación era antes de marcharse a Mairena; Nuestra Señora en sus Misterios Dolorosos.
La Virgen fue restaurada en 1965 por una caída que sufrió desde su altar por el imaginero Antonio Gavira, y en 1993 por Luis Álvarez Duarte, que le hizo un nuevo candelero y unas manos nuevas.
Destaca de la Virgen de la Ancilla su rostro de mujer madura, con una fuerte angustia y a la vez de una exquisita belleza. Tiene su mirada baja, ceño fruncido y boca entreabierta, girando su cabeza hacia la derecha y abajo con el característico hoyuelo en su barbilla que Montes de Oca hacia a sus Dolorosas.
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