La leyenda del arcediano y el zapatero.



Fue en tiempos del Rey Pedro I, cuando un arcediano de la Catedral de Sevilla mató a un zapatero, por lo que l hijo del asesinado pidió justicia. Pero antes se juzgaba de forma distinta a la Iglesia y al pueblo, beneficiándose como es normal siempre los clérigos. Por eso la condena que le impusieron al acrediano sólo fue un año sin decir misa. Nada para lo que hizo.

Viendo el hijo del zapatero tal injusticia, apeló a la justicia del Rey Pedro I, el Justiciero, como lo llamó Felipe II, a quien le expuso el caso. Diciéndole el Rey: ¿Serás tú hombre para matarle? Respondiendo el joven que si, siendo entonces cuando el Rey le dijo que lo hiciera, y sin pensárselo, al día siguiente en la procesión del Corpus le dio dos puñaladas al arcediano que lo llevó al otro mundo.

Al instante como es normal, el hijo del zapatero fue prendido por la guardia del Rey y llevado ante este y el juez de la Iglesia. Preguntándole al joven el porque había matado al arcediano, y respondió: Señor, el mató a mi padre y aunque pedí justicia no me la dieron. Y fue cuando saltó al instante el juez de la Iglesia diciéndole que si se había hecho justicia, preguntando el Rey ¿que justicia? Y el el juez de la Iglesia le dijo que se le había condenado a no dar misa durante un año, tajando Pedro I al juez con su sentencia: Pues yo, condenó a este hijo del zapatero a no cocer zapatos durante un año. Por eso es justiciero y no como algunos lo llaman el cruel, porque escuchaba y se involucraba en los problemas, esos que hoy nuestros vomotivos políticos se quitan de encima.

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