La expulsión de los moriscos en Sevilla.



Los moriscos descendientes de los mudéjares moros que permanecieron en España bajo el dominio de los reyes cristianos, conservaron sus creencias religiosas al igual que sus costumbres. Estos moriscos son los moros convertidos al cristianismo, los que eran acusados muchos porque bajo su apariencia de conversión seguían practicando su antigua religión.

 Fue Felipe III quién ordenó la expulsión empezando por Valencia en 1609, siguiendo los de Andalucía a comienzos de 1610 y terminando con los de Aragón, Cataluña, Castilla y Extremadura.

 El bando de expulsión de los moriscos tanto de Murcia, Granada, Jaén, Córdoba y Sevilla fue publicado en Sevilla el 12 de Enero de 1610. Este edicto tenía unas cláusulas bastantes severas, pues no podía sacar más bienes que los que podían llevar consigo. Si se marchaban a países cristianos se les permitía llevar a sus hijos y si marchaban a Berberia o a Turquía el destino más escogido tenían que dejar a los hijos menores de siete años. Terrorífica orden separarse de lo más importante como es un hijo.

 Sevilla tuvo un gran número de niños que se quedaron sin sus padres hasta que cumplían la edad marcada, los que el Estado no sustentó directamente. Por esto fue forzoso hacer un concurso de personas piadosas para que de ellos se encargaran.

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