Nació Bernardo Lorente Germán en 1680 en Sevilla, y falleció en 1759. Un pintor barroco que fue conocido como el pintor de las Pastoras y vivió siempre en la bella Sevilla, donde se formó y fue un fiel seguidor de Murillo, siendo una de sus obras más importantes los trampatojos del Museo del Louvre, lo que ya demuestra la categoría del artista sevillano.
Lorente se formó a lo primero junto a su padre, y luego con un humilde pintor de feria llamado, Cristóbal Pérez, quien le formó en la imitación de las pinturas del genial Murillo. Pintor que Ceán Bermúdez lo llamo el pintor de las Pastoras por sus cuadros de la Virgen vestida Pastora con el rebaño, una devoción de ámbito local que comienza en el siglo XVIII por una visión del capuchino Fray Isidoro de Sevilla.
Cuando la Corte de Felipe V estuvo durante cinco años en Sevilla, Lorente hizo amistad con el pintor de cámara Jean Rancel, el que deja una gran influencia en sus retratos. Por estar en contacto con la Corte, retrato al Infante Felipe de Borbón, hijo de Isabel Farnecio y futuro Duque de Parma. Renunció el pintor sevillano de entrar al servicio de la Corte para no abandonar su Sevilla, demostrando el amor que sentía por está y no como otros que a lo más mínimo se marchan. Fueron los últimos años en Sevilla de Bernardo Lorente Germán no muy fáciles, era bastante melancólico según Ceán Bermúdez, y se dedicó a trabajar principalmente para la Iglesia, artista que en 1756 ingresó en la recién creada Academia de San Fernando. No sólo Sevilla tuvo a Velázquez o a Murillo, también tuvo otros de la calidad artística como Lorente, los que nunca deberían de ser olvidados.
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