Fue en el siglo XVI, cuando el emperador Carlos I de España y V de Alemania se casó con su prima carnal doña Isabel de Portugal en Sevilla. Carlos I entró por la puerta de la Macarena, en la que hizo juramento de mantener los privilegios de la ciudad en un altar dispuesto al efecto, siguiendo Carlos I hasta detenerse a rezar en la Catedral a Nuestra Señora de la Antigua, para después dirigirse al Alcázar donde estaba esperándolo la Infanta Isabel.
Se celebró la boda el 11 de Marzo de 1526, Domingo de Ramos. Pero sin tantos capillitas como hoy peinados a lo Ortega Bru, la que fue oficiada por el legado pontificio Cardenal Salviati y la misa de velaciones por el Arzobispo de Toledo, siendo los padrinos de los contrayentes el Duque de Calabria y la Duquesa de Haro.
Por estar la ciudad en Semana Santa los festejos se aplazaron hasta que está terminó, los que consistieron en fuegos de artificio, corridas de toros, grandes banquetes y más de lo mismo. Gastar por gastar.
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