Los restos viajeros de Cristóbal Colón.


El gran descubridor y viajero Cristóbal Colón no sólo lo hizo en vida, también después de muerto viajo bastante.

Murió Cristóbal Colón en Valladolid el día de la Ascensión, 20 de mayo de 1506, siendo su cuerpo sepultado en el convento de San Francisco, para unos años después en 1513 ser trasladados a Sevilla y depositado en la capilla de Santa Ana de la Cartuja de las Cuevas, junto con los restos de su hijo Diego cuando murió en 1526.

 En 1544, los cuerpos de Colón e hijo fueron llevados por orden de doña María de Toledo, viuda de Diego a la capilla de la Catedral de Santo Domingo, primera isla que pisó Colón y a la que bautizó como la Española, para que en 1795 por perder España la posición de la Española enviaron una escuadra a recoger los restos de Colón y trasladarlos a la Habana. Acto que se hizo con todos los honores el 15 de Enero de 1796, siendo inhumados en el altar mayor de la Catedral.

Pero cuando pasó un siglo, en 1898, España pierde Cuba  y los restos de Colón son devueltos a España y colocados en la Catedral hispalense en el mausoleo que Arturo Mélida había ideado para la Catedral de la Habana. Estos restos que llegaron a Sevilla recibieron los máximos honores de la ciudad el 20 de Enero de 1899, cuando el navío Giralda atraco en el muelle del Guadalquivir con los mismos que fueron llevados a la Catedral y el Arzobispo Spínola oficio un responso antes de ser guardados en la cripta de los arzobispos del Sagrario de la Catedral hasta su ubicación de hoy, que tuvo lugar en Noviembre de 1902 en el bello mausoleo ideado por el arquitecto, escultor y pintor Arturo Mélida, quien murió un mes después de haber terminado su gran obra.



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