¿Una Hermandad en la Cartuja?


Fue en el siglo XVII, cuando unos cofrades de Triana, disgustado con su Hermandad igual o peor que hoy, que se peleaban y luego se comían la boca como actualmente, decidieron separarse de la Hermandad y hacer una nueva en el templo de la Cartuja de Santa María de las Cuevas. Insistiendo personas de la Hermandad que dejaran la idea de fundar otra nueva por el peligro que sufriría separando a gentes de la misma, no me dirán ustedes que no es como hoy ¿no?.

Los cofrades que se separaron de la Hermandad trianera encargaron al gran escultor Juan Martínez Montañés que les hiciera un Cristo Crucificado, para la nueva Cofradía. Pero ocurrió un problema, que cuando el Cristo estuvo terminado, llegó al puerto de Sevilla una fragata que regresaba del Nuevo Mundo, y apenas atracó al muelle de la Torre del Oro, cuando un capitán del llamado Tercio de Mar, tropa que protegía los barcos de la Real Armada se dirigió a la Catedral preguntando donde podía encontrar una imagen que deseaba adquirir. Lo llevaron al taller de Montañés, y al ver el Cristo que los cofrades le encargaron le pidió e insistió que se lo vendiera, resistiéndose el artista. Pero tanto, tanto le darían que cedió el Crucificado al Capitán. 

Al enterarse los cofrades de que Montañés había vendido el Cristo para fuera de Sevilla se indignaron, consiguiendo las personas de la Hermandad que insistieron para que no fundasen la nueva Cofradía, que tomasen el suceso como una manifestación de que no era voluntad Divina que se fundara otra, los cuales quedaron reconciliados de nuevo con su Hermandad. ¿Que no es como hoy?

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