De las tantas puertas que conservaba Sevilla antiguamente, una de las más hermosas era la llamada Puerta Real, siendo su primitivo nombre Puerta de Goles, en la que se encontraba sobre un arco de piedra la estatua de Hércules, que se conservó hasta algunos años antes de la Reconquista.
El día 22 de Noviembre de 1248 entraron por la Puerta Real los ejércitos cristianos, al frente con el rey Fernando III, quien puso cerco a Sevilla el 20 de Agosto 1247, y venció a los mahometanos con la ayuda que le prestaron su hijo Alfonso X y el famosísimo Almirante Bonifaz con otros caballeros. Perdiendo la Puerta Real en 1565 su carácter primitivo por las reformas llevadas a cabo en el tiempo del Asistente Don Francisco Chacón, construyéndose casi por completo.
No podemos olvidar, que cuando el rey Felipe II celebró su casamiento con doña Ana de Austria y vino a Andalucía, entró en Sevilla por la Puerta Real la tarde del 10 de Mayo de 1570, el cual tuvo un gran recibimiento a su persona. Frente a esta Puerta que entrara el poderoso rey Felipe II, se estableció durante la epidemia de peste de 1649, un cementerio, en el que fueron sepultados los vecinos de la zona que fallecieron en esa época de terror.
La bella Puerta Real se tapió en 1836, cuando los Carlistas amenazaban Sevilla, y en 1862, comenzó su derribo, desapareciendo con el trozo de muralla y las casas adosadas a los muros. Puerta de arquitectura elegante y majestuosa, que constaba de dos cuerpos: el primero con un gran arco romano adornado de gruesas pilastras, y el segundo terminaba con un frontispicio, sobre el que se alzaban varias pirámides, encontrándose sobre el arco una inscripción latina, que traducida al castellano decía: <<Fernando quebrantó las puertas de hierro de Sevilla y el nombre de Fernando brilla como los astros del cielo.>>
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