Hace tiempo que quería escribir algo sobre estos funcionarios chulesco, los que una gran mayoría se creen semidioses. Pero por tiempo o por desidia lo dejé pasar, hasta que me han tocado los cojones como se lo habrán tocado también a usted no solo una vez, sino unas cuantas veces, y siempre en plan chulesco, importándole un pito que gracias a nuestros impuestos comen los muy ca...rajotes.
Llegue uno a donde llegue siempre se topará con uno de estos funcionarios chulesco, a la oficina tal, a la otra, a esta y a la de su puta madre, casi siempre por no decir siempre tendrá algún problema con un imbécil de esta especie en esta quijotesca España, siendo luego los que más derechos piden. Yo les haría caso, pero esos derechos que piden se los daría en formación, educación y vocación, un estilo a los médicos y a los curas, de los que siempre se han dicho que si no tienen vocación nada hay que hacer. Claro, que hay un gran problema, pues cuando uno ve que muchísimos médicos como curas no tienen vocación uno se pregunta en alto, ¿en que país vivo?. Cuando alguien cerca le responde, en un mojón lleno de moscas cojoneras.
Contar problemas que hayamos tenido algún día de nuestra vida con algún funcionario sería no terminar nunca, claro que también se dirán ustedes que por uno tampoco pasa nada, y llevan razón, por uno no pasa nada pero contar más de uno sería caer en la estupidez, creo que aparte de aburrir sería empalagoso cuando con sólo un caso todo se entiende a las mil maravillas, que es el que a continuación contaremos, ¿para que alargar más esta agónica guerra contra funcionarios?.
Fue un día ya del pasado frío invierno, cuando acudí con una persona a un Centro de Salud, que tras llamar varias veces para coger cita con su médico se la daban, pero a los siete días, del carajo nuestra sanidad, y como esto todo. Ya en el centro nos atendieron como si fuésemos rumanos, perdón, como a monstruos, porque a estos los atienden del carajo, mejor que a uno siendo español y pagando más impuesto que un chulo a sus putas, que estas pobres algunas veces ni cobran, perdónenme amigas porque si hay alguien en esta asquerosa sociedad que os respeta soy yo. Así es este país y es lo que tenemos, la culpa no la sé, lo que sé es que no tenemos huevos para las cosas verdaderamente importantes, ahora, si hay algún partido de fútbol y no lo televisan se lía la de San Quintín.
Estuvimos esperando bastante tiempo en el Centro de Salud, los dos sentados a que nos llamara el doctor en un huequito porque íbamos por "Urgencias", palabra que se la pasan por donde ya saben. Comprendíamos los dos, que teníamos que ser paciente y esperar a un hueco, ya, pero es que se marchaban gente y el doctor seguía sin llamarnos cuando abajo nos dijeron otro chulesco funcionario que nos llamaría, no sé, a lo mejor estaría esperando a que uno de los dos se muriera para llamar al coche de la funeraria. Por eso decidimos entrar y decirle amablemente, buenas tardes no han dicho que usted nos llamaría y ahora no hay nadie, podemos pasar, todo con una exquisita educación que el engreído no conoció en su vida, y mirándonos fijos unos segundos a los ojos nos dijo, eso, ya os llamaré. Entonces fue cuando la gota colmó el vaso y le dije; si es que en este país para entrar en estos sitios hay que se rumano hijo, hijo de...
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